Los psicólogos al cargo del estudio se basaron en tests realizados a 160 voluntarios y explican el resultado de esta manera: en un vaso curvo tienes una perspectiva más baja sobre la cantidad de líquido que queda por beber dándote la sensación de que todavía queda más del que queda realmente.
Esto te hace beber de forma más abundante, entonces el alcohol de la cerveza te deshinibe y bebes todavía más generándose un círculo vicioso.
Posteriormente, después de nuevos experimentos, se dieron cuenta de que el patrón se repetía incluso con bebidas no alcohólicas, así que la utilidad práctica final de este estudio está clara:
Si quieres beber más líquidos en general utiliza vasos con forma curva, en caso contrario vasos de tubo. La otra moraleja de esta historia es que los estudios científicos no tienen por qué ser aburridos, de hecho seguro que hay cola para hacer de voluntario. [Universidad de Bristol, vía Gizmag]
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